Por Cian Quinlyn, Erudito Imperial
De entre todos los peligros que amenazan en las sombras de Nalinia, los Ang'shyu son, sin duda alguna, el más misterioso y temible. Para mucha gente, estas criaturas son poco más que cuentos de niños, viejas leyendas, un elemento más de la superstición que abunda entre el campesinado. Pero para aquellos que han oído la verdad —o que, como yo mismo, han visto las señales y los rastros que dejan atrás estas criaturas— no cabe duda de que los Ang'shyu son una realidad horrorosa, perfectamente tangible.
Muchos hemos estudiado el sentido o el origen de sus apariciones, la lógica que esconden sus ataques y las respuestas a las preguntas que se aferran a la mente de todo estudioso. Sin embargo, el estudio de estos seres solo ha hecho surgir más dudas e incógnitas, dejando innumerables registros de un conocimiento que perturba más que aclara.
Los Ang'shyu son figuras humanoides, altas y delgadas, cuya piel se presenta lisa y brillante, como hecha de cristal, emitiendo brillos iridiscentes multicolor, como si estuvieran cubiertos de escarcha. Cuando uno observa a una de estas criaturas, el reflejo del mundo sobre su piel aparece distorsionado y antinatural. No poseen rostro alguno; en su lugar, una superficie brillante y aparentemente suave, sin ojos, boca, nariz u otros rasgos habituales en un ser humano. Daría la sensación de que no necesitan ver, ni oír ni hablar para llevar a término sus oscuras intenciones, sean cuales sean. Se me ocurre, quizá, que ven y sienten en un plano ajeno completamente a nosotros.
Habitualmente los Ang'shyu se acercan a individuos aislados, en momentos de soledad y amparados por una fina nieve y densas nieblas. Algunas personas sostienen que sus pasos son constantes, lentos y suaves, haciendo muy difícil determinar el momento preciso en el que hacen aparición, dando la sensación de que el mismo aire se detiene cuando se acercan. Las temperaturas descienden bruscamente y sin previo aviso con su presencia, como si la naturaleza misma se rindiera ante ellos.
He podido entrevistarme con algunos de los supervivientes de encuentros con estas criaturas. Los pocos que vivieron para contar su historia describen la llegada de los Ang'shyu como experiencias hipnóticas, una especie de trance al que se vieron arrastrados hasta ser envueltos por un frío que, finalmente, les liberaba al borde de la muerte. De estas historias se puede concluir la inquietante posibilidad de que los Ang'shyu no han venido solamente a destruir y matar, sino que también nos observan, nos estudian y, quién sabe, quizá también nos juzgan con sus vacías miradas.
Los estudiosos han debatido durante décadas el posible origen de estas criaturas. La teoría más extendida es que no pertenecen a nuestro plano, el material. Su mera presencia parece una transgresión, como si surgieran de una dimensión desconocida, atraídos por algo fuera del alcance de nuestra comprensión. Antiguos textos, procedentes de ruinas Morii, hablan ya de "los de la escarcha silenciosa" y "los traídos por el hielo", dándonos a entender que ya en tiempos ancestrales se tenía conocimiento de la existencia de los Ang'shyu.
Existen otras hipótesis —consideradas heréticas, aunque no sin cierto interés— que afirman que estos seres son manifestaciones, representaciones, de la esencia misma de Nalinia y todo lo que habita el continente. Serían, según este pensamiento, una especie de "memoria natural", o guardianes de un orden invisible e incomprensible. Como avatares de los horrores y cataclismos que han marcado Nalinia, los Ang'shyu serían un vivo recordatorio de la historia de nuestro mundo.
Durante mi investigación he tenido acceso a algunos fragmentos de cristal oscuro recolectado después de que un Ang'shyu acabara con algunas de sus víctimas. Estos cristales, parecidos a los cristales de astinita común, presentan un destello que parece reflejar las sombras más ocultas de quienes los sostienen, como si en su interior quedaran atrapados retazos de las almas de que estos seres han segado.
¿Es posible que los Ang'shyu no solo acaben con la vida de aquellos a los que matan, sino que además retengan algo de su esencia, de su alma, en estos cristales? La astinita es un mineral ampliamente usado en Nalinia para canalizar energía, pero estos cristales parecen contener una fuerza mucho mayor, aunque más inestable. Un aprendiz de alquimia me aseguró en una ocasión que, al intentar utilizar un cristal de estas características, escuchó voces de personas cuyas vidas seguramente fueron condenadas por uno de estos terroríficos seres. Sus sospechas fueron confirmadas en cuanto reconoció una de esas voces: pertenecía a su hermano, que había sido víctima del ataque de un Ang'shyu meses atrás. En definitiva, estos cristales parecen contener fragmentos de recuerdos o incluso conciencias de aquellos desgraciados. De ser cierto, esta "astinita oscura" podría ser la clave para entender a los Ang'shyu... o, en el peor de los casos, la llave de una puerta que conduce a una locura sin retorno.
El Imperio ha intentado en múltiples ocasiones conener e incluso eliminar esta amenaza. Los Guardianes Ardientes, una élite de soldados entrenados especialmente para enfrentar estos peligros y horrores, han sido enviados a dar caza a estas criaturas, pero los pocos informes a los que he tenido acceso son, como poco, aterradores. No solamente por el elevado número de bajas, sino porque tras cada enfrentamiento, los soldados reportan no recordar momentos o lapsos de tiempo enteros de lo ocurrido, otros muestran cambios de personalidad inexplicables, o directamente signos de locura.
Hay registros de que los Morii, utilizando su peculiar magia (hoy olvidada), consiguieron repeler a los Ang'shyu de manera efectiva en más de una ocasión. Dada la escasez de estos conocimientos, el Imperio es muy reacio a utilizar técnicas o tecnología de la antigua civilización. Quizá sea prudente por parde del Imperio respetar los límites de su propio poder, pues es evidente que los Ang'shyu no temen ni respiran, y por tanto, no descansan.
En mis estudios y mis viajes he observado el horror en los rostros de aquellos que han vivido para contar experiencias cercanas a los horribles seres. Nalinia es un vasto continente, lleno de secretos y sombras desconocidas, y los Ang'shyu parecen un mero recordatorio de que los humanos acabamos de llegar.
Para aquellas personas con pretensiones de comprenderlos en el futuro, dejo una advertencia final: que no se acerquen demasiado a la sombra de la incógnita, de lo desconocido, ni estudien los cristales de astinita oscura. Y, por supuesto, que no intenten de ninguna manera invocar a estos seres, pues el conocimiento que pueda adquirirse sobre ellos es un arma de doble filo.
Quizá llegue el día en que entendamos a los Ang'shyu, y si esto ocurre, será también el día en que nos demos cuenta de los límites de nuestra propia cordura. Que este tratado sirva como una advertencia para aquellos que deseen transitar este peligroso sendero, pues es en el vacío de sus rostros donde uno encuentra el reflejo de su propia mortalidad.
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